La imagen de referencia es uno de los ejemplos más conocidos de un objeto de culto familiar indispensable en una casa romana. Se trata del Lararium de la Casa de los Vetti en una ciudad antigua, cuyos restos arqueológicos legaron huella de la civilización romana. Su notable conservación se debe a que en el 77 AD (iniciales de Anno Domini), quedó sepultado bajo las cenizas de la erupción del volcán Vesubio. El objeto en cuestión se encuentra, como es habitual, en el atrio de la casa. Representa a los dioses familiares que le dan nombre, los Lares que aquí son dos adolescentes que celebran un sacrificio, junto a un personaje togado. La serpiente representa el espíritu que protege al paterfamilias, llamado Genius, que fundamenta con su presencia el espíritu conservador romano. Las columnas y el fronton que sustentan, le dan un aspecto de edificio religioso a la griega. Las serpientes tienen fama contradictoria. El propio Virgilio, le da forma de serpientes a los monstruos marinos que devoran al sacerdote Laocoonte y a sus hijos, cuando aquél se atreve a profetizar el peligro que supone para Troya aceptar el supuesto regalo de los griegos, el enorme caballo. Una escena terrible que se inmortalizó en una estatua del siglo I d.C. que se encuentra en un museo en la ciudad estado del Vaticano.
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