Antecedentes
La expansión del imperio persa hacia occidente en la segunda mitad del siglo VI a.C.
fue ahogando la autonomía política y económica de las ciudades griegas de Asia Menor.
Aristágoras de Mileto porclamó el fin de la tiranía y su ejemplo fue seguido por las otras ciudades griegas de la costa. Derrocaron a los tiranos impuestos por los persas y expulsaron sus guarniciones. Al mismo tiempo, las ciudades nombraron estrategos para hacer frente a la represión persa que se avecinaba. Aristágoras visitó Esparta intentando convencer a su rey, Cleómenes, para que sus hoplitas participaran en una expedición de ultramar, pero fracasó en su intento y solo logró la ayuda de Atenas, que envió una expedición de veinte naves, y de Eretria, que envió cinco naves. Todas las ciudades griegas de Asia Menor se levantaron contra Persia, tomaron Sardes y la incendiaron. Los persas montaron una contraofensiva (497 a .C.) por el sur y por el norte, que les fue devolviendo el control de todas las ciudades. Mileto que había encabezado la rebelión fue tomada al asalto, arrasada y su población deportada (494 a .C.).
batalla de Maratón
Darío preparó una gran expedición (verano de 490 a .C.), bajo el mando de Datis
con el pretexto de castigar a Atenas y a Eretria por la ayuda prestada a los jonios.
Una flota de seiscientas naves de guerra, comandada por Artafernes, puso rumbo
a Eretria y Atenas. Los persas desembarcaron en la isla de Eubea, tomaron la
ciudad de Eretria, arrasaron sus templos y deportaron su población al interior
del imperio.
Los persas se dirigieron a la llanura de Maratón. Atenas pidió ayuda a los
Espartanos, que llegaron tarde, y sólo pudo contar con la ayuda de Platea.
Por consejo de Milcíades, los atenienses salieron al encuentro de los persas
en Maratón. Entablaron batalla y los persas fueron derrotados, perdiendo unos
seis mil hombres en el combate. La moral de los atenienses era muy superior
a la de los persas, porque luchaban por su libertad y la de sus familiares.
Dentro del imperio persa se produjo una gran conmoción. Se sublevaron Egipto y
Babilonia.
Mientras tanto en Atenas se emprendió una política de construcciones navales bajo la
inspiración de Temístocles para asegurarse el suministro de cereales frente a los piratas y los eginetas. El arconte polemarco dejó de ser el jefe supremo del ejército. Todas las
competencias militares pasaron a manos del colegio de los diez estrategos y éstos eran reelegibles.
Desde el año 483 a .C., Jerjes, hijo y sucesor de Darío, puso en marcha los
preparativos para una guerra de conquista contra los griegos. Según Heródoto, los
contingentes empleados en esta segunda expedición fueron 1.700.000 soldados de
infantería y 80.000 de caballería. La flota estaba formada por 1.207 naves.
La batalla de las Termópilas
Los persas desembarcaron sus tropas de infantería en Macedonia y avanzaron por
Tesalia hacia la Lócride mientras la flota avanzaba por mar. En las Termópilas,
que era la vía de acceso desde Tesalia, se apostó el rey espartano Leónidas con
un pequeño contingente de tropas que logró dejar clavado en el terreno al ejército
persa, en agosto del 480 a .C. Con su sacrificio, Leónidas y sus espartanos dieron
tiempo a los Estados griegos para que se organizasen mejor para hacer frente al
ejército de Jerjes. Una vez que los persas dominaron las Termópilas, casi toda Grecia
quedó a su merced.
La flota persa puso rumbo a Atenas. Atenas, siguiendo un oráculo de Delfos que
les había aconsejado que "se refugiasen tras un muro de madera", embarcó a su
población en las naves y transportó a los no combatientes a Salamina, Egina y
Trecén. Los persas se apoderaron de la Acrópolis de Atenas y la destruyeron. Los
peloponesios se fortificaron en el istmo de Corinto. La flota griega a las órdenes de
Temístocles derrotó a la persa en Salamina.
Las batallas de Platea y Micale
Jerjes huyó, dejando a las tropas de tierra al mando de Mardonio que se retiró
hacia Tesalia para pasar el invierno. El año siguiente 479 a .C. las tropas persas de
Mardonio fueron vencidas por los griegas en Platea. Ese mismo verano la flota
griega, mandada por el rey espartano Leotíquidas sorprende a la persa en Micale,
junto a la desembocadura del río Meandro, y le prende fuego.
Las ciudades griegas de Asia Menor se sublevaron de nuevo contra el imperio persa
y pidieron ser admitidas en la confederación panhelénica. El rey Leotíquidas se retiró
a Esparta y dejó a los atenienses el campo libre para convertirse en una potencia capaz de contiunar la guerra
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